Día de los Fieles Difuntos

 

 La Conmemoración a los Fieles Difuntos, generalmente llamada Día de los Difuntos es una celebración que se realiza el 2 de noviembre complementando al Día de Todos los Santos, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún en estado de purificación. Las principales iglesias acordaron tener el mismo calendario y días de celebraciones religiosas y santoral para facilitar las asistencia a sus feligreses a sus respectivas celebraciones.

 La práctica religiosa hacia los difuntos es sumamente antigua. El profeta Jeremías en el Antiguo Testamento dice: En paz morirás. Y como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes antepasados que te precedieron, así los quemarán por ti, y con el ¡ay, señor! te plañirán, porque lo digo yo, oráculo de Yahveh.  A su vez en el libro 2° de los Macabeos está escrito: Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar.

 En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En tiempos de san Isidoro en España había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua

 Fue adoptada la fecha del 2 de noviembre por Roma en el siglo XIV pero se remonta varios siglos atrás pues en Milán ya lo estaba en el siglo XII.