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Panorama monumental

    
  Una visión del conjunto monumental nos permite distinguir en la actualidad el complejo que constituye el monasterio de origen benedictino, la iglesia y la más reciente hospedería formando la fachada principal del monasterio con la de la iglesia ángulo recto orientado al sur.                                                  

  En el monasterio encontramos dos claustros: el de la Portería, llamado también de Los Naranjos y el  Procesional. El actual de la Portería, acristalado en su parte baja, fue terminado entre 1747 y 1749 y en su centro se encuentra un crucero que da la bienvenida a los visitantes que pueden contemplar restos de la primitiva fábrica  románica de la iglesia y muestras de los trabajos de mosaicos realizados por los componentes de la escuela.

  El claustro Procesional, de menores dimensiones, llama la atención por su valor arquitectónico; fue construido por el maestro Mateo López y está dividido en dos plantas rodeando a un patio cuadrado que está limitado por lienzos de seis tramos con dos planos superpuestos,estando el segundo  sustentado por arcos de medio punto y descansando sobre un podio corrido entre pilastras cuya función de contrafuerte es evidente. En su centro se encuentra una preciosa fuente sencilla con influencias de los chafarises portugueses.

  Continuando la costumbre y comunicando portería y los claustros con los pisos superiores, nos encontramos con una espectacular escalera de honor. Fue construida en el siglo XVIII desconociéndose el autor de los planos  y tiene la particularidad de disponer de rampas y descansos sin columnas de apoyo de modo que su seguridad llegó a inquietar.

 La fachada del monasterio dispone de una sencilla portada encima de la cual se encuentra una hornacina con la imagen de San Benito, a su derecha el escudo del monasterio y a la izquierda el de la congregación de Valladolid.                 

 En la fachada de la iglesia es fácil observar la diversidad que acusan las obras de larga duración pues se empezó su construcción a finales del siglo XVI y se terminó a principios del XVIII en sus partes fundamentales pues no fue hasta 1743 en que según el padre Sarmiento los monjes la estaban cerrando definitivamente. Es de dos cuerpos o plantas superpuestas de òrdenes arquitectónicos distintos: el primero dórico y el segundo corintio, con columnas pareadas y frontón cortado flanqueando el conjunto de su coronamiento dos torres campanarios de dos cuerpos con estructura y forma barroca. Verticalmente dispone de tres calles con hornacinas en las del primer cuerpo: en las laterales los apóstoles Santiago y San Andrés y en la central San Juan Bautista, titular de la iglesia. Esta tiene muestras del renacimiento y del barroco ajustándose a la modalidad de iglesia con una nave y capillas laterales abiertas a la nave mediante arcos enmarcados por pilastras, nave transversal sin media naranja y capilla rectangular en cabecera con sacristía tras el altar mayor. Se hizo según el plano de Mateo López pero en su desarrollo constructivo se siguieron órdenes y formas que recuerdan a otras similares utilizadas por fray Gabriel de Casas por lo que cabe atribuir a éste la dirección de la realización de los alzados y cubrición  El pavimento es todo él rectangulado recordando las sepulturas públicas que se dan por iniciadas, según se ve en una de ellas, el día 16 de julio de 1776. Llama la atención el trabajo de la bóveda, sobre todo la ornamentación del crucero en cuyo punto central se aprecia un excepcional florón donde está grabada la fecha en que se acabaron las obras, en 1708. El retablo, realizado por el entallador Bernardo Cabrera  fue contratado en 1631. Tiene en su parte central una imagen tamaño natural de Cristo crucificado, encontrándose en él, además, imágenes de San Juan Bautista, la Virgen de la Merced, San Serapio, Santiago Apóstol, San Andrés, San Pedro Nolasco…etc.

 Merece mención especial la Capilla del Cristo en la que se encuentra el sepulcro de Santa Trahamunda, sarcófago visigótico del siglo VIII prueba de los orígenes de la vida monástica en Poyo,  y la imagen de Nuestra Señora de Valvanera, que antes estaba en el altar mayor, de extraordinaria importancia por sus dimensiones, belleza y simbolismo eucarístico.

 En el bajo y primer piso del ala a poniente del monasterio se encuentra la biblioteca, una de las más importantes de Galicia. Alberga cerca de 100.000 volúmenes la mayoría de los cuales fueron adquiridos por los monjes benedictinos cuando el monasterio era Colegio Mayor de Teología. También los monjes mercedarios hicieron su aportación trayendo de Conjo algunas obras que les pertenecían consiguiéndose otras en distintas épocas y por diferentes legados de entre los que sobresale el del eminente bibliófilo D. Antonio Rey Souto, rico en joyas bibliográficas y en obras de historia y literatura gallegas que están distribuidas en dieciséis salas donde se pueden encontrar piezas de Castelao, Bello Piñeiro, Sobrino, Concheiro y Rafael. De igual modo en ellas se encuentran obras de artesanía persa, loza china, collares…etc.

 

 En la parte nueva del monasterio se encuentra la hospedería. Allí, en la capilla del seminario, se puede contemplar la sorprendente realización de los mosaicos con las imágenes de Nuestra Señora de la Merced y San Pedro Nolasco así como un monumental Vía Crucis y en la cabecera del comedor La Ùltima Cena.