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Beatos Mártires Mercedarios

 

MARTIRES MERCEDARIOS DE LA PROVINCIA DE ARAGÓN

 

 

El día 13 de diciembre de 2011 se aprobó la beatificación del

P. MANUEL ALCALÁ PÉREZ y 18 religiosos mercedarios

mártires en la persecución religiosa española en 1936.

Esta será el 13 de octubre de 2013 en Tarragona.

 

  El Papa Francisco autorizó el 5 de julio del 2.013 a la Congregación para las Causas de los Santos a publicar cuatro decretos, correspondientes a mártires del siglo XX en España.

  En total, el domingo 13 del próximo mes de octubre, serán beatificados en Tarragona 522 mártires.

  “El P. Mariano Alcalá Pérez, once sacerdotes y siete hermanos cooperadores sufrieron martirio por su condición de sacerdotes y religiosos en la persecución religiosa de 1.936-39, en los meses de julio, agosto, septiembre y noviembre de 1.936 siendo los lugares de martirio las poblaciones de Andorra, Muniesa, Hijar, Estercuel en la provincia de Teruel, Binéfar (Huesca), Lleida, Barcelona, Matamargo (Lleida) y Lorca (Murcia).”

  Del grupo de beatos mártires tres eran conventuales de Barcelona (PP. Carbonell, Reñé y Fray Antonio), seis de Lleida (PP. Tomas Francisco, Morante, Massanet, Alcalá y Fray Serapio), dos de San Ramón (P. Amancio y Fray Francisco), siete de El Olivar (PP. Gargallo, Sancho, Pina y los hermanos Pedro, Antonio Trallero y Codina) y el padre Lorenzo Moreno que estaba en Lorca atendiendo a su madre. Mueren a consecuencia de su fe y en zonas controladas por milicias y tribunales revolucionarios tras la sublevación militar del 18 de julio de 1.936 (Barcelona, Lleida, Binéfar, Matamargo, Muniesa, Estercuel, Andorra, Hijar y Lorca)

  En los primeros meses la guerra Patrullas de Control dominan las calles; ser identificado como sacerdote o religioso es sinónimo de muerte; se generalizan los saqueos, la quema de iglesias y los edificios religiosos se convierten en cárceles, garajes o almacenes. Es entre el 19 de julio y finales de septiembre cuando ocurre el mayor número de asesinatos del clero, pues ya en este mes aparecen los Tribunales Populares que ofrecen a los acusados unas mínimas garantías judiciales. Y son las columnas anarquistas, que parten desde Barcelona hacia el frente de Aragón, quienes dejan un rastro de muerte y destrucción: quema de iglesias, asesinato de clérigos y colectivización forzosa de la tierra, ayudados por elementos locales. Es en este contexto donde los conventos mercedarios de Barcelona, Lleida, San Ramón y El Olivar son devastados y la mayoría de sus religiosos martirizados.

  Unos perecen en los llamados “paseos”; otros tras sufrir torturas y abusos; algunos tras refugiarse en la cárcel de Lleida, esperando encontrar seguridad “detenidos, sometidos a prisión y fusilados sin formación de causa…se les ha dado caza y muerte de modo salvaje…”(Manuel Irujo, Ministro de la República. 7 de enero de 1.937). Víctimas de una persecución religiosa, eran personas pacificas dedicadas al culto en las iglesias de los conventos, a la predicación, la enseñanza en dos colegios, la formación de seminaristas, la portería, la cocina, el cultivo agrícola…

  Mueren rezando y perdonando (PP. Alcalá, Lorenzo, Pina y Amancio); afirman su identidad: “Soy sacerdote y provincial de los mercedarios” (P. Carbonell), “en medio del Tedeum oí cómo los padres perdonaban a sus carniceros…quienes gritaron: ¡Viva Cristo Rey!” (PP. Gargallo y Sancho); sin temor “No tengo miedo, viva Cristo Rey!”(Fr. Pedro y Fr. Antonio)“caminaron como mansos corderos… respondieron inflexibles ¡viva Cristo Rey!, me enfurecí tanto que disparando con la pistola los maté” (Hermanos Codina y Trallero); invocan a santa María “Virgen Santa, Madre mía, ampáranos” (Fr. Antonio); se despiden en la fe “Adiós hermanos hasta la eternidad….” (PP. Campo, Llagostera, Massanet y Fr. Serapio). Defienden sus creencias y su derecho a la libertad religiosa con la vida, sólo hallamos perdón en sus labios y profesión de fe en el Resucitado.

  Una vez acabada la guerra se localizan sus restos y trasladan con gran recogimiento y solemnidad al panteón de El Olivar los cuerpos de cinco mártires. En el año 2.013 traemos las reliquias delpadre Mariano Alcalá desde su tumba en Andorra a El Olivar; en Matamargo quedan sin posibilidad de identificación los restos  de Fray Francisco Mitjá; los restantes cuerpos se han perdido. El 31 de mayo de 1.957 la Merced inicia en Lleida el Proceso Diocesano de reconocimiento de martirio, que permite a la Sagrada Congregación de Ritos en 25 de noviembre de 1.962. El 13 de diciembre de 2.011 la Asamblea de Cardenales y de Obispos de la Congregación para los Santos en Roma aprueba la beatificación de Fray Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros mártires, asesinados por odio a la fe en 1.936. Ellos son un signo de amor, de perdón y de paz; son profecía de un mundo nuevo.

  El ahora Papa Emérito Benedicto XVI el 19 de diciembre del 2.011 autorizo la promulgación del decreto de “super martyrio”. Beatificados el día 13 de octubre del 2.013 en Tarragona. Los cuerpos de los mártires PP. Mariano Alcalá, Mariano Pina y de los Hermanos Pedro Esteban, Antonio Lahoz, José Trallero, Jaime Codina reposan en la iglesia del Convento de santa María del Olivar (Estercuel Teruel).