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LA FIESTA DE PENTECOSTES

La Fiesta de Pentecostés

 Con el nombre de Pentecostés celebramos los cristianos la fiesta del quincuagésimo día del Tiempo de Pascua. Se trata de una festividad que pone término a ese tiempo litúrgico y que configura la culminación solemne de la misma Pascua, su colofón y su coronamiento.

 Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia, siendo por ello que también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad.

 En las narraciones sobre Pentecostés de los Hechos de los Apóstoles, se le adjudica al Espíritu Santo, en congruencia con el Antiguo Testamento, características milagrosas o carismas: él ofrece valentía y libertad, posibilita la comprensión y fortifica una comunidad universal.

 Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de san Ireneo, Tertuliano y Orígenes, a fines del siglo II y principios del siglo III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la península ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual por lo que esta cincuentena está íntimamente unida a la memoria de Pentecostés.

 En el cristianismo, Pentecostés es el fruto de la obra realizada por Cristo, el resultado de sus merecimientos. En el Nuevo Testamento se dice a veces que fue el mismo Cristo simplemente quien envió al Paráclito, también traducido como Consolador, en referencia al Espíritu Santo. Otras veces que fue el Padre pero, o bien a ruegos de Cristo, o bien en nombre de Cristo. En una ocasión se afirma que lo envió Cristo de parte del Padre, afirmándose que todas estas expresiones denotan lo mismo: la emisión del Espíritu por parte del Padre y del Hijo. El Apocalipsis lo puso de manifiesto en la siguiente frase: Un río de agua viva, resplandeciente como el cristal, saliendo del trono de Dios y del Cordero.

 En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo aparece moviendo a Jesús durante toda su vida. Fue el Espíritu Santo quien cubrió el seno materno de María antes de que Jesús naciera; más tarde, descendió de forma visible en el momento del bautismo de Jesús ​y, posteriormente, lo condujo al desierto ​para devolverlo luego a Galilea y, por otra parte, el primer sermón de Cristo comienza así: El Espíritu del Señor está sobre mí, ​de ahí que el Espíritu Santo aparezca en la Biblia operando en la misma línea que Jesús

 En la Iglesia, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés no fue un hecho aislado, sino que la está santificando continuamente y también a cada alma a través de sus innumerables inspiraciones. Pentecostés es la confirmación de la promesa de Jesús: Dentro de pocos días seréis bautizados en el Espíritu Santo.