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APARICION DE LA VIRGEN EN EL CORO DE BARCELONA

Aparición de la Virgen en el coro de Barcelona

 Una noche entre otras estaba Nolasco en el coro. Sonó la hora de maitines y los religiosos se habían dormido. Cosa rara y desacostumbrada en aquellos santos varones. El cielo sin duda así lo había permitido. Si dormidos estaban los cuerpos de los religiosos más dormida tenía el alma Nolasco en brazos de la contemplación. Pero, ¿podría permitir Jesucristo que, en el coro de la Merced, no se cantara a su Madre las acostumbradas alabanzas?. No, no podía permitirlo. Mientras los religiosos dormían, Nolasco vio entrar en el coro, a la hora de maitines, lucida comunidad de ángeles vestidos de mercedarios. De dos en dos iban entrando, hacían su genuflexión ante el Santísimo y se dirigían hacia su sillón en el coro. Al final entró el superior, y el superior era la misma Reina del Cielo también con sus hábitos blancos.

 Ocupó Ella la silla  del centro como presidente y cantó con dulcísima voz: Domine, labia mea aperies, contestándole el coro angélico: Et os meun annuntiabit laudem tuam.

 Se acabaron los maitines, se fue la comunidad angélica como había venido y quedó Nolasco sumido en las más celestiales alegrías.

 Desde entonces, en todas las casas de la Merced, hay en el coro una silla y en ella una imagen de Nuestra Madre presidiendo.

                                                                             (Manuel Sancho: Flores Mercedarias, 24-25)